Aprendimos que las manzanillas no son margaritas.
Aprendimos así tambien, que la vida es hermosa
aun cuando te explotan los timpanos,
aun cuando te fusilan el cerebro,
aun cuando te estoquean el corazon
y aun mas cuando existe el amor.
Entonces asi, las manzanillas me enseñaron a amar.
No a distinguir las manzanillas de las margaritas,
sino a amar, aunque ellas no sepan decir nada.
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